
No estoy volviendo a Navarra, realmente siento que no me he ido”, destacó el arquitecto Rafael Moneo en la inauguración de la exposición dedicada a su trayectoria profesional y personal que ha tenido lugar del 21 de octubre al 15 de enero en el Archivo Real y General de Navarra. Desde el 17 de febrero la podremos disfrutar en la Casa del Almirante de Tudela. Titulada ‘Rafael Moneo en Navarra’, está comisariada por los arquitectos Belén Esparza, Curro Blasco y Sixto Marín.
La exposición se celebra cuando el arquitecto ha cumplido los 85 años, y ha sido concebida como una retrospectiva de su obra en su tierra natal. Recorre la huella del arquitecto en Navarra a través de un doble viaje humano y profesional, que se inicia con su infancia en Tudela, y que entrelaza esa trayectoria personal con la profesional a través de un balance de todos los trabajos realizados en la Comunidad foral a lo largo de seis décadas de creación incesante, desde sus primeros trabajos hasta la actualidad.
Se distribuye en varios ámbitos. En primer lugar, se muestran los planos de Moneo correspondientes a todas sus obras en Navarra. Las primeras datan de los años 70 del siglo XX y se exponen a través de los dibujos originales a lápiz sobre papel sulfurizado ejecutados por el arquitecto. Estos diseños reflejan la importancia que el arquitecto ha concedido desde sus inicios al dibujo como vehículo para la expresión de sus intenciones creativas y como primera construcción de su arquitectura, que convierte al dibujo en una realidad propia y concreta.
Se dedica especial atención a los proyectos realizados en Navarra, que corresponden, entre otros, a obras realizadas en Tudela como el edificio de viviendas en la Calle Eza (1965-1966), Escuelas Públicas Elvira España (1966-1971), Casa Añón (1974-1976), Real Casa de Misericordia (1983) o el proyecto de Casa de Cultura en el antiguo convento de San Francisco (2003-2010).

Continúan otros proyectos ubicados en Pamplona entre los que destaca la Plaza de los Fueros (1970-1975), Archivo Real y General de Navarra (1995-2003) o el Museo Universidad de Navarra (2008-2014), estas dos últimas sus obras más recientes en la Comunidad Foral. También tienen presencia otras como la Bodega de Arínzano (1991-2002) o un desconocido proyecto que presentó al concurso de la Hospedería de San Miguel de Aralar (1965) y que no llegó a ejecutarse.
También se distribuyen varias vitrinas que ofrecen documentos y piezas que permiten trazar la trayectoria humana y personal de Moneo a modo de semblanza biográfica, desde su nacimiento en Tudela, sus años de infancia, juventud, formación e inicios profesionales, hasta el año 1996, fecha de la concesión del Premio Pritzker de Arquitectura. Este recorrido se realiza a través de fotografías, reseñas, entrevistas y documentación personal y publicada que ha cedido el arquitecto de su propio archivo para esta exposición.
Igualmente se muestra un espacio donde se puede ver la actividad de Rafael Moneo como arquitecto y teórico de prestigio internacional, persona relevante y reconocida en el mundo de la arquitectura reflejo de su relevancia profesional y su talla intelectual. Se expone un friso cronológico con las obras realizadas por el arquitecto, y varias vitrinas acogen las publicaciones más destacadas que identifican a Rafael Moneo con una de las personalidades más destacadas de la arquitectura actual.
Rafael Moneo mostró su profundo agradecimiento ante esta exposición.“Lo mejor que uno puede hacer es sentirse agradecido, aflora la gratitud, que es también un modo de querer a los demás. También es un privilegio haber nacido en una comunidad que me ayudó a poner en marcha mi carrera como arquitecto. Y no he podido dejar de emocionarme al encontrarme con los dibujos de algunas obras de aquellos años 60. Este cariño que me han mostrado es un cariño recíproco”.

Destacó alguno de sus trabajos realizados en Navarra, como la ampliación de la plaza de toros de Pamplona. “ Significó mucho para mí porque fue importante, mucho más que los trabajos domésticos que había hecho hasta entonces”. No obstante aseguró que todas las obras son importantes. “Lo más a lo que puede aspirar un arquitecto es que una obra tenga el valor de convertirse en algo que se siente como anónimo”.
La exposición muestra también el perfil más personal y familiar de Moneo. “Me he reencontrado con buena parte de lo que ha sido mi pasado, esos años que van desde la adolescencia a la juventud y lo que es el inicio de una carrera. Aquí se presentan muchos de los papeles que guardaban mis padres y la exposición no hubiera podido presentarse así si uno no hubiera pensado que forma parte de una familia”.
Rafael Moneo abandonó pronto Tudela para convertirse en uno de los arquitectos más importantes del mundo. Buena parte de su vida la ha vivido en Madrid, pero según indicó nunca se ha sentido lejos de su tierra natal. “Puede parecer que estoy volviendo a Navarra, pero realmente siento que no me he ido. Aquí está todo lo que he hecho en Navarra y, curiosamente, todo está construido. No hay proyectos, sino obras que ofrecen lo que ha sido mi trayectoria, sin trampa ni cartón. No hay mayor satisfacción”.