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Carlos Aurensanz publica «El Rey Tahúr»

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Tudela es la protagonista principal

El escritor nos lleva a 1188,

época de esplendor de la ciudad

El Rey Tahúr es la novela más tudelana de las que he publicado hasta ahora. En todas Tudela aparece de una u otra manera, pero en esta es la protagonista fundamental”, revela su autor Carlos Aurensanz. “De hecho los planos que aparecen en las guardas de la novela son los de ese momento por lo que para los lectores tudelanos tiene un interés adicional”.
El escritor nos lleva hasta el año 1188. La villa que alberga la Corte vive un momento de efervescencia décadas después de que Alfonso el Batallador arrebatara su dominio a los musulmanes. El fuero nuevo ha atraído a cientos de pobladores foráneos a un lugar donde todo está por hacer: la alcazaba se está transformando en castillo y sede real, el barrio de la morería crece extramuros, las iglesias se levantan por doquier, de la mano del Císter surgen monasterios y conventos y las poderosas órdenes de caballería financian su presencia en Tierra Santa con las encomiendas de las fértiles tierras del Ebro.
Las obras de la nueva colegiata avanzan y se hace preciso ocupar el solar de la antigua mezquita. Nicolás, un joven aprendiz de cantero de origen borgoñón, trabaja en su demolición cuando el pavimento parece ceder bajo sus pies. Regresa durante la noche para descubrir una cripta oculta bajo el antiguo mihrab y, en ella, al parecer olvidada, una arqueta musulmana con un ajado pergamino en su interior. Será el descubrimiento que marque no solo su propio destino, sino el de todo aquel que tenga conocimiento de su existencia, el del propio reino de Navarra y, a la postre, el de toda la Cristiandad.
Esta es la sinopsis de la novela, que hacía tiempo que Carlos Aurensanz tenía en mente, pero “que ha tardado en coger forma porque su proceso ha sido largo”.
Asegura que ‘El rey Tahúr’ supone un cambio importante “en la temática que había tratado en mis novelas anteriores dedicadas casi exclusivamente a la etapa de al-Ándalus (siglos IX-X). Doy un salto de casi 300 años y me vengo a tierra cristiana, a la Tudela del siglo XII y XIII, un momento apasionante en la historia de nuestra ciudad por el boom que supuso el desarrollo urbano”.
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En aquél momento “Tudela era más importante que Pamplona. La Corte del Reino de Navarra durante el reinado de Sancho VI el Sabio y de Sancho VII el Fuerte, estaba aquí, en el Cerro de Santa Bárbara. Es un momento de explosión. Se está construyendo la Catedral, el Puente del Ebro y una veintena de iglesias. La propia muralla del castillo y el castillo se están reconvirtiendo de una alcazaba musulmana a un castillo sede de la Corte del Reino de Navarra. Todos los monasterios cercanos se están construyendo en ese momento influenciados por la llegada del Císter a la Península”.
Aurensanz nos invita a imaginarnos aquella Tudela, que vivía “una etapa de efervescencia, de ebullición, de gente que venía del norte de Europa a través del Camino de Santiago, que recalaba en Tudela y aquí se quedaban: artistas, escultores y canteros que trajeron a la ciudad la influencia de los estilos que estaban en boga en el norte de Europa”.
El germen que dio origen a esta novela es casi fruto de la casualidad. Según el autor, “parte de un hecho puntual. Cuando Blanca Aldanondo y Diego Carasusán editaron su magnífico libro de La Puerta del Juicio, en la primera edición había dos dovelas en las que aparecían dos tablas que se interpretaban como ábacos de cambistas judíos. Chema de la Osa reparó que esos tableros le sonaban de algo. No le parecían ábacos. Buscando encontró en el libro de Juegos y Dados de Alfonso VII el Sabio, un tablero muy similar. Se dio cuenta de que no eran ábacos de cambistas, sino tableros de juegos. Lo que se representaba no era la avaricia de los prestamistas judíos, sino el castigo a la adicción al juego”.
Carlos Aurensanz revela que “hay una tercera dovela que no voy a desvelar cuál es porque es el quid de la novela. De esas tres dovelas y de la observación de las ideas que nos sugirieron, sale la historia de El Rey Tahúr”.
Una novela en la que Aldanondo, Carasusán y de la Osa tienen sus propios papeles. El que la lea asociará posiblemente el papel de maestro de obras de la Catedral, que se llama José de Tolosa, con José María de la Osa. El maestro carpintero, Diego de Ablitas, es Diego Carasuán. A Blanca le ha reservado un papel fundamental: es la encargada de taller de policromía que da color a la Puerta del Juicio.
Los personajes históricos se mezclan con los de ficción y así Berenguela, hermana de Sancho VII el Fuerte y su esposo el rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León, el califa almohade, el arzobispo Ximénez de Rada o los reyes de Castilla y Aragón conviven con constructores francos, canteros y escultores, caballeros hospitalarios, nobles navarros, comerciantes judíos, tahúres y prostitutas y con los monjes agustinos de la cercana colegiata.
Quienes lean la novela y deseen obtener más información pueden consultar la propia página web del libro donde se incluyen materiales adicionales muy interesantes.
www.elreytahur.com

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