Carlos Aurensanz presenta su última novela
“LA PUERTA PINTADA”, DE INTRIGA,
SUSPENSE Y COSTUBRISTA
Poco imaginaban los confiados parroquianos del Nuevo Casino de Puente Real, dispuestos a ocupar sus asientos bajo las enormes aspas del ventilador en aquella tórrida tarde de verano, que el drama que iba a cambiar sus vidas ya había comenzado.. . “. Así empieza “La Puerta pintada”, la última novela de Carlos Aurensanz tras su triunfal saga de los Banu Qasi.
Este reconocido autor de novelas históricas, realiza aquí una incursión en el mundo del suspense y ahonda en los móviles psicológicos de un asesino en serie, para traernos una historia emotiva y llena de recovecos, que atrapa al lector desde el principio al final
– Carlos, define que es “La puerta pintada?
– “Es una novela que en realidad incluye dentro varias diferentes. Es una novela de intriga, una novela negra, podríamos decir; pero a la vez es costumbrista en cuanto que transcurre en la época de nuestra posguerra. Se desarrolla en un lugar de provincias que en principio es imaginario. Su nombre es Puente Real, pero todos los lectores, en cuanto abran sus páginas, reconocerán las calles y las plazas de la ciudad de Tudela.
A la vez tiene pinceladas de novela gótica porque los escenarios fundamentales donde transcurre la acción están ubicados en la catedral medieval de Tudela y en concreto en la vivienda del campanero que estaba ubicada sobre los tejados. Y este es uno de los motivos que me llevaron a empezar a pensar en la posibilidad de escribir una novela ubicada en esta época y ambientada en este lugar.
La época en la que transcurre es la Segunda República, el momento del golpe de Estado, el inicio de la Guerra Civil y la Posguerra”.
– ¿Cómo surgió esta novela?
– “Quizá el germen surgió cuando tuve noticia de una familia de campaneros que, entre 1925 y 1940 habían vivido encaramados en los tejados de la catedral de Tudela, bajo las campanas que volteaban cada día. “Vivir en la catedral”, el artículo que me reveló su existencia, fue publicado el 2 de enero de 2013, por Fermín Pérez-Nievas en Diario de Noticias de Navarra.
Las connotaciones literarias de esta historia, que de manera inevitable nos recuerdan a Víctor Hugo y a Quasimodo, el inolvidable protagonista de Nuestra Señora de París; mis frecuentes visitas a la catedral llevado por mi afición a las fotografías y por el asombro que despiertan en mí nuestro rico patrimonio histórico; la repetida contemplación de la magnífica Puerta del Juicio, con su representación en piedra de los castigos del infierno, única en el arte medieval europeo; el interés que desde siempre he sentido por esa dramática etapa de nuestra Historia que es la Segunda República y la Guerra Civil… de toda esta amalgama surgió en mayo de 2013 el esbozo de esta novela”.
– ¿Por qué has utilizado un nombre ficticio y no el de Tudela?
– “Se debe al deseo de desenfocar un poco la acción, porque lo que sucedió aquí en realidad podía haber transcurrido en cualquier otra ciudad de nuestra geografía”.
– En la novela, que se divide en tres partes, se sucede una serie de asesinatos.
– “En realidad es una novela negra, policíaca, en la que se investiga una serie de crímenes que suceden en 1949. El protagonista es un médico forense, encargado de ayudar a los guardia civiles que investigan los asesinatos y se va a ver implicado de forma directa en la trama. Esta época ocupa casi la mitad de la novela.
Llega un momento en el que retrocedemos hasta 1936 porque lo que sucedió poco antes de la Guerra Civil y durante ella da explicación a los sucesos posteriores del año 49. En la tercera parte llega el desenlace en el que el lector descubre cuál es la relación que existe entre los dos momentos en que se divide la novela”.
– Tras la exitosa novela histórica de la saga de los Banu Qasi, esta novela da un giro totalmente distinto en tu trayectoria.
– “Cuando empecé a escribirla estaba ya con la cuarta novela histórica ambientada también en Al Andalus, en el siglo X, época del Califato, pero esto fue una historia que se cruzó por el camino. Estaba ya estructurándola, pero confluyeron una serie de piezas de un puzzle que en un momento dado encajaron en una historia que se me representó en la mente y me dije: aquí hay algo interesante que contar.
Ha sido una especie de paréntesis porque la trilogía me había ocupado los seis últimos años. Volvía otra vez a meterme en novela histórica, pero me apetecía desengrasar un poco. Esta novela ha sido un poco un divertimento, me ha hecho cambiar de tercio, algo que a veces también hace falta”.