“El precio de la lealtad. La restauración monárquica y el duque de Sesto”
El duque de Sesto fue un hombre realmente interesantísimo”, explica José Manuel Cenzano, que nos vuelve a sorprender con la publicación de su libro número once. “El precio de la lealtad. La restauración monárquica y el duque de Sesto” está basado en la biografía de José Osorio y Silva (caballero andante del siglo XIX), auténtico artífice, junto a la necesaria cooperación política de Antonio Cánovas del Castillo, de la restauración monárquica en la persona de Alfonso XII. Hubo de transcurrir el breve reinado de Amadeo I de Saboya y el nefasto tránsito de la I República hasta lograr el objetivo.
Revisar ese periodo histórico, supone cruzarse con acontecimientos y eventos trascendentes en la historia de España y el reconocimiento de personajes relevantes de la vida política y social; también descubrir incógnitas, plantear hipótesis y sorprendernos con actitudes insospechadas. La vida disipada de Isabel II y sus innumerables amantes; la incertidumbre acerca de la paternidad de Alfonso XII; las dudas sobre la maternidad de Alfonso XIII… La verdadera identidad de Miguel Tenorio de Castilla, Enrique Puig-Moltó y el conde de Clonard… Las veleidades amorosas del rey Alfonso XII… los hijos ocultos. Las insidias palaciegas de los Montpensier… Todo ello que, por encima de la rumorología, constituye la historia objetiva y probada, aunque poco conocida, y que despierta la curiosidad e interés del lector.
– El libro está inspirado en José Osorio y Silva, Duque de Sesto ¿Por qué lo elegiste como protagonista de esta novela?
– “Alguien me decía: ‘habrás tenido que estudiar mucho para llegar a este personaje’. No. Al revés. Estudié la historia del siglo XIX y me encontré con él. Pertenecía a una de las familias aristocráticas más brillantes del pais, como podían ser los duques de Alba, y puso su empeño en conseguir la restauración de la monarquía borbónica”.– Sueles incluir muchas anécdotas en tus libros. ¿Qué podemos destacar del Duque de Sesto?
– “Dada la proximidad a la Corte que tenía por su padre, conoció a las hermanas Guzmán Portocarrero. La mayor, Paca, era su amor, pero no le hizo caso; y se casó con el Duque de Alba. Y la segunda, Eugenia, se enamoró de él perdidamente. Tanto es así, que como no le correspondía, hizo un intento de suicidio. Eugenia de Montijo fue emperatriz de los franceses.
El padre del Duque de Sesto era el caballerizo mayor de la Corte. Se encargaba de mantener la raza equina española como raza no contaminada. Y él fue espadachín, buen jinete… y un excelente alcalde de Madrid. Se ocupó de que las calles se mantuvieran limpias, fotografió todos los monumentos que pertenecían al ente público para saber su estado de mantenimiento y lo que había que hacer para conservarlos. Hizo, también, un fichero de delincuentes para tenerlos localizados.
Se casó con Sofía Troubetzkoy, que parece ser era hija ilegítima del zar Nicolás I. No solamente fue consejera, primero de Isabel II, y después de María Cristina de Habsburgo, sino que era bellísima y elegantisima. No es que ella fuese a la moda, es que ella marcaba la moda.
Y otra cosa muy curiosa: el ducado de Sesto es de origen italiano. El primero fue Ambrosio Spínola, que quedó inmortalizado en el cuadro de La rendición de Breda o Las Lanzas, obra de Velázquez. Es el señor que está recibiendo las llaves”.
– Fue el principal mentor de Alfonso XII.
– “Permaneció bajo la tutoría de este señor. Prácticamente vendió su palacio, que estaba en el solar que actualmente ocupa el Banco de España, para pagar los gastos que ocasionaba Alfonso XII. Hablamos de un personaje que fue muy famoso. Prácticamente le pagó los estudios en Europa. Y cuando volvió Alfonso XII, que era bastante pendoncillo, le preparaba las cosas, le costeaba sus gastos. Y mantenía a las amantes pasándoles dinero…
Pero, desgraciadamente, se encontró que al morir Alfonso XII, la reina María Cristina de Habsburgo, doña Virtudes como la llamaban, le reclamó ese dinero, como si él hubiera estado obteniendo beneficios del rey, cuando era al revés. Le exigió como pago, nada más ni menos que la entrega del Ducado de Sesto, que ella prácticamente vendió”.
– ¿Fue reconocido en vida?
– “Sí. El desdén que le hizo la reina a última hora le supuso un impacto, pero luego se le reconoció y en el momento de su muerte, Madrid respondió muy bien, reconociéndolo como merecía. Falleció el 30 de diciembre de 1909, curiosamente el mismo día en que se cumplían 35 años del inicio de la Restauración borbónica por la que tanto luchó. Tenía 84 años”.
– ¿Cuántas novelas has publicado?
– “Once”.
– En el cajón estarán esperando algunas para ver la luz.
– “Allí están tres o cuatro. El coronavirus ha creado muchos problemas y un sector afectado ha sido el de las editoriales. Por el momento, dos se han quedado congeladas, cuando estaban a punto de salir. Pero cuando pase esta situación serán publicadas”.