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Pepe Alfaro publica un nuevo poemario

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“La selva de Irati”

Con ilustraciones de su nieta de 5 años

Las relaciones intergeneracionales generan experiencas enriquecedoras. Este es el caso de José Javier Alfaro y su nieta Irati Pardo Alfaro, de tan sólo 5 años de edad. Los dos han hecho posible que vea la luz un libro con poemas acompañados de sus respectivas ilustraciones. El abuelo se ha encargado de su escritura y la nieta de los dibujos. La simbiosis ha resultado muy placentera.
– José Javier ¿Por qué el título de “La Selva de Irati”?
– “El título puede llevar a confusión porque no se refiere a la Selva de Irati, sino al conjunto de animales que mi nieta ha dibujado para mis poemas. Consta de 25 poemas, y por tanto, 25 ilustraciones”.
– ¿Cómo surgió la idea?
– “De una manera casual. A los niños generalmente les gusta mucho dibujar animales. El primero que hizo fue un dinosaurio, o por lo menos eso decía ella. Yo me lo guardé. Luego hizo un conejo cuando apenas había cumplido los tres años, y por lo tanto no dominaba perfectamente el esquema corporal. Del primero al último ha habido una notable mejoría. Son dibujos que hacen todos los niños y vi una mina en mi nieta. Dislumbré a una futura ilustradora”.
– ¿Qué dijo ella cuando lo vio?
– “Estaba super emocionada. El libro lo llevaba en las manos y le mandé una fotografía. Se emocionó mucho.No podía dormir por la ilusión que le hizo”.
– ¿Y cómo te sientes como abuelo?
– “¡Qué te voy a decir! pues que estaba mucho más emocionado que ella. Se hizo una presentación en la librería Letras a la Taza donde llevé a cuatro recitadoras, una de ellas mi nieta, que como todavía no lee, porque está en Infantil, pues se aprendió el poema de memoria”.
– Ni te imaginabas que ibas a escribir un libro con dibujos de una nieta.
– “No. Cuando he ido teniendo material me he dado cuenta de que había algo interesante”.
– Nunca se puede saber de qué es capaz una niña de 5 años.
– “No. Cuando ella viene a casa no soy de ponerle la televisión ni la tablet ni cosas de esas. Lo que hago es llevarla a mi habitación, donde tengo una mesa de delineante y allí la siento. Le doy las acuarelas, el bote de agua, y al principio todas las obras le goteaban, por lo que le tuve que poner unos papelitos absorbentes. Poco a poco ella ha ido dominando el agua. Eso lo da la propia vida y al final ha hecho unas acuarelas que para mí son deliciosas”.
– La experiencia ha levantado interés en los colegios.
– “Sí y me han pedido ir porque se trabaja mucho el tema intergeneracional. Hay muchos abuelos y abuelas que van a los centros escolares a contar sus experiencias y yo creo que la mía y la de mi nieta es muy interesante. He recorrido varias zonas y lo que quiero es llegar a toda la Ribera. Iré a todos los colegios que me lo pidan”.

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