Con sus pinturas con animales como protagonistas
Confiesa César Ridruejo Calvo, de 77 años de edad, que desde niño sintió pasión por la naturaleza. Su infancia la vivió en su añorado Navabellida, un pueblo de Tierras Altas de Soria (junto a San Pedro Manrique) rodeado de animales, sobre todo pájaros, y pronto se despertó en él una profunda admiración por el paisaje. La pintura es otra de sus aficiones.
Es una persona muy conocida ya que durante 38 años fue profesor de Electricidad en la ETI de Tudela. No obstante, su popularidad se ha disparado “inesperadamente” al “colgar” 14 obras, de diferentes animales (pájaros, caracoles, monos, gatos y koalas), en árboles del Paseo del Prado.
– ¿Cómo surgió la idea de llevar el arte a este enclave de Tudela?
– “Quizá añorando la infancia que viví en mi pueblo y aburrido de almacenar cuadros en casa, y con ese recuerdo de la niñez, empecé a llevar animalitos al Paseo del Prado, a los árboles y a la naturaleza.
Eso sí, en la zona más retirada, para que no molestaran, con un tamaño pequeño, y provocando que la gente los busque, como si fuesen detectives. Y, sin pretenderlo por mi parte, ha resultado muy eficaz y ha llamado mucho la atención. Estoy contento porque ha tenido una aceptación enorme, algo que nunca había pensado”.
– ¿Cómo realizas estos trabajos?
– “Compro chapa galvanizada o aluminio. Con ella hago el dibujo y la recorto con máquina de calar. A continuación lo pinto y busco las sujeciones apropiadas y que no se vean en el árbol correspondiente. Todos los dibujos colocados con esta técnica está situados en la orilla del río Ebro, en el Paseo del Prado, rozando el agua, e inundándose con cada subida de agua.
He tenido que escalar a los árboles, un poco añorando cuando era joven, y los he colocado, junto con la compañía y animación de mi amigo Gonzalo Haccart”.
– En algún árbol también hay dibujos. – “En los troncos hay seis o siete pinturas. Luego, localicé un hueco propio de la poda que se realizó en un platanero hace 40 años. La derivación o rama que se poda se pudre, y con el tiempo se produce un hueco. Allí tengo un gatito, que diríamos es la pintura que más éxito ha tenido, hasta tal punto que la han puesto como portada en el último número de la revista literaria ‘Traslapuente’.
Empecé con dos pájaros carpintero y una abubilla, situados de tal manera que apenas fuesen vistos. Estuvieron un mes o mes y pico pasando desapercibidos, pero fueron localizados. Ciclistas y paseantes les hacían fotos y las subían a las redes sociales.
Crecía el morbo de conocer quién los había hecho; pero yo estaba tranquilo en el anonimato. Llegó un momento en el que ya no se pudo mantener oculto el autor y la difusión se disparó con la página de facebook de Jesús Marquina y las fotografías de Ángel Álvaro”.
– ¿Cuándo te iniciaste en el mundo de la pintura?
– “Cuanto tenía veintitantos años. Mi estilo es hiperrealista. Prácticamente he sido autodidacta, aunque he tenido dos profesores para ampliar conocimientos: Carlos López y María Pilar Frisón”.
– ¿Cuál es tu próximo proyecto?
– “Va a ser un niño trepando a un árbol. Estará expuesto en la margen derecha del río Ebro, pasando la pérgola, donde he colocado un águila, en la zona donde hay otras cinco o seis pinturas. El árbol ni yo lo sé porque hay varios candidatos, ya que deben tener una robustez e inclinación adecuadas para que dé la impresión de que realmente el niño está trepando”.