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Ismael Loperena deslumbra en Corella

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Con su exposición “Tanteando, tonteando”. Hasta el 15 enero

Conversar con Ismael Loperena te permite abordar no solo temas relacionados con la pintura, sino con la vida misma. Habla de Arte, siempre con mayúsculas. Según indica, en la vida se desvanecen infinidad de cosas, pero “el Arte y el Alma permanecen”. “Si hubiera más drogodependientes del Arte, mejor iría nuestro planeta”, sentencia. Expone hasta el 15 de enero en el centro cultural de Corella.

– Los artistas plasman en sus obras sus emociones más internas, pero en tu caso añades un plus: abres de par en par tu taller. ¿Se puede entender, permíteme la expresión, como un ejercicio de exhibicionismo?

– “Emociones, pensamientos, sentimientos en soledad querida, deseada y silenciosa. Luego exhibimos los trabajos y creamos el triángulo mágico del Alma, en el que existen tres puntos: pintor, inspiración divina y público.

Si el exhibicionismo trata de las Artes Bellas, bienvenido sea, ganamos todos. Mejor es mostrar Arte (para recreo y mensaje) que sangre y bombas. ¿O no?”.

– ¿Consideras que la gente aprecia mejor tus obras en el taller, que en una galería o un museo?

– “El público aprecia de verdad la obra cuando en el deseo de contemplar se conjugan las emociones, a saber: la primera sería actualizar y sentir el Vínculo Triangular antes citado, y luego hay un deseo de diversión, de recreo, de concentración de hipnotismo, de entretenimiento, de gozo, etc., que con todo no nos evita el batallar duro en la vida, pero la batalla se hace más llevadera. No aligera la Cruz que cada uno llevamos en el Valle de las Lágrimas y Dicha. Si hubiera más drogodependientes del Arte, mejor iría nuestro planeta”.

– El público resulta fundamental en disciplinas como la música, el cine o el teatro. En tu caso, ¿qué importancia tiene el espectador en tu obra? ¿Crees que debes trabajar teniendo en cuenta los gustos de la sociedad que te rodea o eres ajeno a ella?

– “Digamos que el primer espectador que posee la obra artística es el creador de la misma. Después, ese espectáculo-obra creada, la extiende (exposiciones) al público, creando el Vínculo Triangular.

El pintor en su atelier se recrea en el “Aquí y Ahora”, y en él compone la obra para luego mostrarla, enseñarla. Así ejercemos el entretenimiento-comunicación con el espectador. Este “Aquí y Ahora” en el taller es un momento espiritual, de meditación silenciosa, de oración-agradecimiento a Algo que nos permite ser dichosos en ese momento y trabajando en la obra-ilusión. Carpe Diem.

En mi actividad laboral soy ajeno a todo lo que no sea yo, mi taller y mi Ángel-Guardián-Guía (compuesto por los mortales que nos quisieron y amamos y están en espíritu inmortal). ¡Hay que despertarlos!. Para mí los gustos e intereses artísticos de la sociedad (viniendo a la pregunta), “me la rechanchinfla”. Unos venden lo que pintan y otros pintan lo que venden”.

loperena– ¿Consideras que el arte contemporáneo ha evolucionado sin contar con la sociedad o por el contrario, la refleja a pesar de que no sepamos identificarnos con él?

– “El hombre, el trabajador del Arte es reflejo de su tiempo. Normal. Otra cosa es que los contemporáneos no lo asuman, pero aunque sea así, la obra digna ya es un valor. Tan importantes eran las obras de Van Gogh en el día que las hizo, como ahora (no en el precio…).

La evolución en la historia de las Artes es la suma (solidaria) de los currantes de las mismas, todos y cada uno en su silencioso rinconcito atelier. Esta evolución tiene mucho de misterio, de incertidumbres, de fragilidad y de entereza. Pero es que el Arte es así, a veces no tiene “ni pies, ni cabeza”, pero aún con todo seguimos donando, decorando el Planeta. La máxima decoración: la Naturaleza, el máximo Arte. El Arte de Amar, que Jesús el Galileo no tenía ni puñetera idea de hacer un cuadro, fue el gran artista”.

– Existe gran número de tendencias artísticas, pero al mismo tiempo, la naturaleza sigue siendo gran motivo de inspiración. ¿Qué encuentras en ella?

– “En mi discurso plástico y almatorio tengo muchos estilos (¡cada uno es como es!), siempre con autenticidad sincera en todos y cada uno de ellos. Pintar en la Naturaleza es uno de ellos. Digamos que aquí tiene que ver la herencia del maestro y padre Antonio Loperena Eseberri (1922-2010).

Él me enseñó (sin proponérselo) a través de su quehacer, la mirada al campo. Pintar (o fotografiar, o…) siempre, y digo siempre, será moderno, contemporáneo. De alguna forma, pintar paisaje es rendir pleitesía a la Madre Naturaleza. Y respeto. Respeto a GAIA, que no entiende de banderas y fronteras”.

– Centrándonos en el paisaje y la tierra que nos rodea, ¿consideras Navarra un espacio propio para el arte?

– “Para trabajar en Artes (la pintura es mi caso) el verdadero espacio propio es el taller, la patria chica, la más chica. La burbuja mínima. Donde el pintor encuentra la Soledad Sonora y la Música Callada.

Esta burbuja patria puede estar instalada en Navarra, en Albacete o en la Conchinchina, según el artesano y sus circunstancias. Quizá en la Conchinchina te valoren más, pues es bien difícil que admiren y valoren en justicia tus paisanos contemporáneos. Pero eso no impide seguir con la fiebre creadora y ejercitar nuestra noble venganza: donar más arte y más, con humildad y ambición sana. Cuantas más obras entregas al mundo (dignificando los espacios) más lo enriqueces. Otro con lo que ejercen, lo empobrecen. ¡Hay que tomar partido! Unos ponen bombas, otros ponemos cuadros. La ambición del pintor es gozosa para el público receptor”.

loperena2– ¿Puedes citar algunos pintores navarros que le interesen?

– “Voy a citar a mi maestro y padre Antonio Loperena, esposo de nuestra madre Emilia Garro. Perdonen mi “patriotismo familiar”, pero es así. Todas las personas en el Arte de la Verdad tienen una admiración y estima. Aquí no hay competición y cada uno anda su camino (que no lo hay, que se hace camino al andar…)”.

– ¿Qué otros artistas han supuesto una influencia o una motivación para tu trabajo?

– “De todos los creadores que merecen la pena se aprende, se disfruta y me transportan. Luego, uno llega al taller y extrae su propia personalidad y querencia en su discurso y hacer, siguiendo y continuando su estilo-impulso. Ya se sabe que lo que no es tradición, autenticidad, es plagio…”.

– ¿Qué aconsejarías a los jóvenes que dudan dedicarse a ser artistas, más aún en una época de crisis como la nuestra?

– “El pintor en su taller no se acuerda de la crisis. Y, milagrosamente, (sí, milagrosamente) resuelve su economía mensual. “A trancas y barrancas”, pero la resuelve. Existen ciertos avatares y circunstancias que hacen que el dinero para comer y crear, llegue. El que adquiere (en crisis también) una obra de arte, está promoviendo más gozo y beneficio humano-poético. Pues el pintor lo que recibe lo invierte nuevamente en producir y deleitar más. Así es y así ha sido siempre (desde las cuevas de Altamira). Producir más belleza (hablo de Belleza, no de un cuadro bonito solamente…).

Alos jóvenes les diría lo que Rainer María Rilke en su libro Cartas a un joven poeta: “No culpes a la vida cotidiana porque te parezca pobre, cúlpate a ti mismo por no ser suficientemente poeta para darte cuenta de su riqueza”. Las crisis pasan (todo pasa y todo queda) pero el Arte, el Alma, permanecen. En los tiempos de guerras, penurias, epidemias, etc., siempre ha habido, hay y habrá alguien en su taller burbuja que dispara (bellos disparos) su discurso artístico porque no puede contenerlo, reprimirlo. Porque necesita entregarlo, surgiendo de nuevo de la magia del Triángulo. Así que jóvenes, recordar que no eliges el arte, el arte te elige (¡déjate!)”

– El marketing de los museos ha conseguido que los cuadros se conviertan en diferentes objetos: postales, posavasos, camisetas, pañuelos, puzles… ¿Crees que es positivo?

– “Todo lo que sea difundir imágenes artísticas por doquier siempre es positivo a mi humilde entender. El Arte amansa las fieras que somos en muchas ocasiones. Digamos que la difusión artística en todos los órdenes, suaviza o hace más llevadera la vida, el día a día.

Hay que empaparse de Arte, y en la intimidad llevarlo a todas partes (difusión). Parece que las malas noticias venden más Pero hoy estamos (cada uno en su frente…), la Gran familia de las Artes, para contrarrestar y decir que sí, de acuerdo, hay muchas sombras irracionales (locura mala), pero también hay mucha luz. Y Alma y Esperanza”.

– Altamira, Lascaus… el arte pervive más allá de sus creadores. ¿Auguras un buen futuro a sus creaciones?

– “A mis trabajos de Arte les auguro un buen presente, que es lo único que hay. El futuro es imprevisible. Cuando el pintor y sus coetáneos están “palmaos”, la obra en el futuro se tendrá que defender ella sola como buenamente pueda.

Lo bueno de estar cotizado o valorado es que te miman las obras realizadas tus contemporáneos y los del futuro. De todos es sabido que una obra artística es como un hijo. A la hora de parir una obra los hombres también parimos. A todos nos gusta que mimen y traten bien a un hijo.

En el caso de este artesano que soy yo, el ser famoso o cotizado no es por vanidad (superada), sino porque esa fama hace que mi discurso alcance a más público aficionado y así la obra buena (obras son amores y no buenas razones) sea admirada, querida y entendida. Y lo más importante: sentida. Sentida con Amor. Que eso es el Arte”.

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