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Entrevista a Esperanza Rubio

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Es la presidenta de la Asociación de Jubilados La Ribera

Esperanza Rubio, presidenta de la Asociación de Jubilados La Ribera, situada en el Barrio de Lourdes, intenta transmitir ilusión en todo lo que hace. Reconoce que la crisis sanitaria ha paralizado las actividades que se organizaban en el centro, pero lanza un mensaje de esperanza: “vivimos momentos duros, pero volveremos a reunirnos, abrazarnos y reír”.
– ¿Cómo ves la situación que está provocando la Covid-19 en las personas que forman parte de la asociación?
– “Todo el mundo lo está pasando mal, pero las personas mayores tenemos un añadido: no nos quedan años para perder. ¿Qué persigue esta asociación? Nuestro lema lo dice todo: ‘Envejecimiento activo’. Pero también convivencia y fraternidad. Queremos cubrir la soledad que viven muchísimas personas al llegar a estas edades. El colectivo de mayores es invisible. Muchos están solos en sus casas sufriendo calamidades, abandonados y solos. Intentamos que la soledad que sienten la podamos paliar de alguna forma desde esta asociación.
Hasta la llegada de la pandemia organizábamos 29 actividades para que todo el mundo encontrase su hueco. Desde los clásicos juegos de mesa (cartas, parchís, dominó…), pasando por las maravillosas labores que se han perdido y que realizan muchas mujeres (vainicas, bolillos, ganchillos…) o Internet. En este último, impartiendo clases en todos los niveles. Empezamos con la gente más mayor, para que se conectasen por videollamada con los nietos a los que por las distancias no pueden ver, o para sacarse una cita médica. Comenzamos con lo más sencillo, pero conforme ha pasado el tiempo, se ha ido a niveles más avanzados porque lo utilizan personas de muy diferentes edades.
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También se organizaban actividades de movimiento: pilates, zumba, y bailes de todo tipo. El baile es muy importante y estábamos apuntadas 200 personas. Desde el punto de la mañana todos los espacios estaban ocupados. También disponemos de un grupo de bailes de sevillanas y un coro que actuaba en residencias. Aparte de eso hacemos labores solidarias: apoyamos al Banco de Alimentos, organizamos la paella solidaria contra el cáncer, colaboramos con el comedor Villa Javier. Vamos a entretener cuatro o cinco veces al año, pero no solo a las residencias de Tudela, sino a Cadreita, Milagro, Cascante, Murchante, Cintruénigo… Acudimos a todos los pueblos en cuanto nos llaman, para que nadie se sienta solo.
Hay personas que tienen problemas económicos muy grandes porque las pensiones son muy bajas. Desde aquí hemos peleado mucho y en este centro nació la coordinadora en defensa de las pensiones dignas. Ahora, por la situación estamos parados, pero queremos movernos de la forma que sea.
Ahora estamos preparando con otros colectivos una concentración o manifestación, con todas las medidas que haya que guardar, para exigir visitas presenciales en Atención Primaria. Estamos pidiendo los permisos pertinentes para llevarla a cabo. Queremos que se implique toda la ciudadanía, que no sea cosa de mayores, y que nos apoye el Ayuntamiento
Es una pena que el colectivo de mayores sufra tanto al llegar a estas edades. Este centro, con todas sus instalaciones, era una maravilla para mucha gente y así nos lo transmitían. Había personas que en invierno venían a las 3 de la tarde porque así en sus casas no gastaban ni luz ni calefacción. Con sus pagas apenas les llegaba para hacer frente a esos gastos. Y luego se van a sus casas, cenan y a la cama. Y así un día tras otro. Aquí estaban de maravilla, pero ahora no vienen por la pandemia. Eso hacían las personas más mayores y luego otros de no tanta edad disfrutaban con las muchas actividades que se organizaban porque les aportaba vida”.
– Toda esa frenética actividad se ha paralizado con la pandemia.
– “Sí, de golpe. Pero hemos seguido trabajando. Cuando llegó la pandemia se hizo un listado de las personas que sabíamos que estaban solas. Hay mayores que viven solos, pero tienen hijos que les atienen. Sin embargo, hay otros que no tienen a nadie. Para ellos organizamos un grupo de voluntarios y la gente respondió de maravilla. También se apuntó a personas que no eran de la asociación.
Se iba a ver cómo estaban, simplemente a tocarles el timbre para que saliesen a la puerta de su vivienda y preguntarles si estaban bien o les hacía falta algo. Se empezaron a hacer llamadas telefónicas programadas porque tampoco la situación ha estado para que un colectivo como el nuestro se exponga al virus.
Se planificó cómo realizar las compras a esas personas que no podían salir de casa. Desde este centro se les llevaba lo que pedían: pan, leche… También a algunas personas se les ha llevado la comida hecha. Todo esto no lo teníamos que haber realizado nosotros porque les corresponde a otras entidades, pero no podíamos quedarnos parados”.
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– ¿Qué subvenciones recibe la asociación?
– “El Gobierno de Navarra aporta un dinero, según las actividades que se organicen. Y como tenemos la inmensa suerte de que se programan muchísimas, hemos recibido buenas subvenciones. En el año 2019 nos eligieron como asociación modelo de toda Navarra. Nos hicieron un homenaje y nos premiaron económicamente.
¿Cómo nos subvencionamos? Los socios pagamos una cuota de 25 euros al año. Hay actividades que son gratuitas, porque las imparte el voluntariado. La Obra Social La Caixa subvenciona el tema de Internet. Pero hay otras actividades para las que necesitamos personal profesional, que pagamos. Por ejemplo, una gimnasia de espalda sana no la puede dar cualquiera, sino un fisioterapeuta y hay que pagarle. Tenemos podólogo y masajista. Se portan muy bien y quienes cobran nos hacen precios especiales. Al final tiene que repercutir un poco en la persona que recibe el servicio. Parte paga la asociación y parte el usuario. Todos esos gastos los hemos ido cubriendo.
Aparte, yo soy una pedigüeña. He ido pidiendo por todos los sitios. No hay empresa de Tudela que no me conozca. Se porta todo el mundo genial, pero claro, ahora son malos momentos para todos y lo hemos notado. Tenemos en la actualidad muchos más gastos porque la pandemina nos han obligado a hacer obras y reformas para poder abrir el centro. Nos parece bien, porque es por nuestra seguridad. Por ejemplo, se ha instalado una rampa porque ahora hay que entrar por una puerta y salir por otra. Una tenía rampa reglamentaria, pero la otra no. Llegó el mal temporal y el tejado lo sufrió. Recientemente tuvimos una fuga de agua impresionante. Hemos cambiado todas las bombillas a led para ahorrar en electricidad. Se ha instalado un cubierto en el patio.
Nuestra asociación era un lugar tan agradable, tan bonito, tan de estar a gusto, de convivir, de reír… Porque si hay algo aquí es ocio y entretenimiento. Aparte de enfermedades y achaques propios de nuestras edades, era un sitio alegre, un lugar para poder estar y disfrutar, pero la Covid todo lo ha paralizado. Todas las salas están cerradas.
Del 100% de actividad se ha pasado a menos del 1%. Quizá, en los salones que son muy grandes, guardando las distancias de seguridad, se podría hacer algo con grupos muy reducidos, de 8 personas, pero es que no hemos querido correr ese riesgo. No se puede. Tenemos que aguantar, armarnos de paciencia”.
– Pero es más sencillo pedir paciencia a un adulto, pero no a una persona mayor.
– “Hay gente que dice que no puede tener paciencia porque no le quedan muchos años por delante por su edad. Y tienen razón. Hay personas que vienen y me enseñan, señalándose la cara, las arrugas que les han salido desde que se inició la pandemia. Y es verdad. Este virus nos ha echado encima muchos años, porque nos hemos paralizado. Mucha gente está hundida. Aquí tratamos de transmitir alegría y ojalá pudiésemos traer algún profesional que impartiese una charla para animar a las personas que están bajas de moral, para motivar y dar esperanza. Pero como no podemos reunirnos no se puede hacer.
Desde los grupos de wasap enviamos mensajes positivos de que vamos a salir de esta situación, que volveremos a juntarnos y a reír. Pero hay mucha gente pesimista que te dice: “Yo ya no puedo moverme porque tengo mal las piernas…”. Esta pandemia ha sido un mazazo para todo el mundo. No quito a nadie, pero las personas mayores si te quedan seis, cuatro, o dos años, que nadie lo sabe, somos conscientes de que este tiempo que llevamos así, el virus te los están arrebatado.
Hay matrimonios que han perdido a la pareja. Hemos tenido en el centro bastantes bajas por la Covid y además no son de las personas de mayor edad. De sesenta y tantos años hemos tenido varios. De setenta y tantos también. Alguno más mayor. Y luego ha habido personas que sus hijos las han llevado a residencias porque han empeorado de salud”.
esperanza2– Pero la asociación no se rinde.
– “Esta asociación seguirá haciendo lo mismo. Continuaremos atendiendo a las personas que nos necesiten. Desde aquí se está haciendo una labor muy grande. Nosotros lo que pedimos, y aprovecho la oportunidad que me ofrece esta revista, es ayuda económica a las instituciones. Económica porque todo lo que estamos llevando a cabo aquí no nos da con el dinero que tenemos. Y va a llegar un día, tristemente, pero será una realidad, que vayamos al Ayuntamiento a entregarles las llaves. Lo diremos: lo sentimos muchísimo, háganse cargo, porque nosotros no vamos a poder seguir al frente de la asociación.
Por ejemplo, ahora hay que hacer baños nuevos para personas que tienen que usar su silla de ruedas. Por la carcoma hemos sustituido todas las puertas. Nos han hecho un tratamiento perimetral, que vale un dineral. Y todo eso, si alguien no nos ayuda, no lo podemos realizar.
Tenemos un convenio con el Ayuntamiento y nos aportan un dinero para que nosotros lo destinemos a lo que estimemos oportuno. En este caso, ese dinero es para los gastos habituales, pero es que necesitamos una ayuda extra. Les hemos dicho que lo valoren, que somos una asociación que está cumpliendo una labor que en realidad le correspondía al Ayuntamiento. Este es un lugar para toda Tudela. Aquí están recogidas muchísimas personas mayores que si no, tendrían que estar por la calle o en sus casas metidas. Nos han dicho que van a estudiar lo que pueden hacer”.
– Me gustaría que enviases un mensaje de esperanza.
– “En esta asociación ha habido personas a las que les han pasado cosas muy gordas, antes de la Covid, pero todo lo hemos superado. Todavía nos queda este año, que va a ser malo. No vamos a poder hacer las cosas que hacíamos antes, pero cuando pase esta situación regresaremos.
Yo les animaría. Lo primero les diría que si necesitan algo, que nos pidan ayuda. Si nosotros no somos capaces de solucionarles un problema, porque no sabemos o no podemos, moveremos el cielo y la tierra, acudiremos adonde tengamos que ir, para que se busque una solución.
Hay personas que no vienen nada a la asociación. Les diría que ahora que se acerca el buen tiempo, que empiecen a venir, que tenemos mucho espacio, mucha seguridad, que estamos al aire libre. Que permanezcan un ratico y que vean a personas que hace tiempo que no ven, aunque guardando la distancia. Nos hemos gastado dinero en mascarillas (se las proporcionamos a quienes las necesiten) y geles. Hemos hablado con el Ayuntamiento y también nos está proporcionando mascarillas quirúrgicas.
Resumiendo, les diría que esto se va a pasar, que hemos luchado mucho en la vida, que hemos pasado cosas muy gordas, y las hemos superado. Sabemos que es duro. No podemos decirles que no pasa nada. No es verdad. Pero que no se dejen, ni se hundan.
La asociación volverá a ser lo que era: un lugar de encuentro, una gran familia, un espacio donde cada uno tiene su hueco, Ese desgaste físico y psicológico que nos está produciendo esta pandemia lo vamos a superar. Hemos hablado con profesionales para organizar cuando podamos charlas con grupos pequeños, para que les ayuden a remontar y volver a ser lo que eran: personas mayores, pero con ganas de vivir.
Por último, quiero enviar un mensaje para toda la ciudadanía: que somos mayores pero que existimos y tenemos mucho que dar, ofrecer y hacer. Que todavía somos útiles para la sociedad y queremos que se nos tenga en cuenta”.

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