Se suicidó el 12 de agosto de 2020 a los 18 años
Siempre tienen a Mario, su eterno amigo, en el corazón. Mario Carcavilla Ruiz se suicidó el 12 de agosto de 2020. Tenía 18 años. Javier Rosón, Julia Avizcuri e Iván Rueda, tres de la treintena de integrantes de su cuadrilla, intervinieron en Civivox Iturrama de Pamplona, en un acto organizado por la asociación ‘Besarkada Abrazo’, para conmemorar el 19 de noviembre el Día Internacional de los Supervivientes al Suicidio.
También estuvo otra amiga, Leire Lucas, que aunque no habló, puso voz al evento para cantar varios temas. “La música me ha ayudado mucho en este tiempo. Cantar, estar con mis amigos… Todos estábamos pasando por lo mismo pero cada uno lo vivía a su manera y buscaba dónde agarrarse”, aseguró. No faltaron Paco y Bea, padres de Mario, que se emocionaron en numerosas ocasiones. Adrián, su otro hijo, no pudo estar presente por encontrarse en Estados Unidos.
Participaron Elena Aísa y Jezabel Sierra, presidenta y psicóloga de la asociación respectivamente, así como Carlos Artundo, director general de Salud; y Javier Royo, psiquiatra del Centro Infanto-juvenil Natividad Zubieta.
El acto dio visibilidad al tabú del suicidio, pero también aportó datos alarmantes: aumenta el número de personas que se quitan la vida. En 2020 se registraron 3.941 suicidios en España y 46 en Navarra. De ellos, solo el 55% habían sido atendidos previamente en centros de Salud Mental. Y otro que hace pensar: el pasado año solo el 5% de la inversión en Sanidad se destinó a Salud Mental.
Pero el momento álgido llegó cuando Javier, Julia e Iván subieron al escenario y respondieron con entereza las preguntas que les realizaba Jezabel Sierra.
– Jezabel: ¿Cómo vivistéis los primeros momentos la pérdida de Mario?
– Javier: “Fue una bomba. Un colofón de cosas: incredulidad, dolor, rabia… de no querer creerlo, de querer meter la cabeza debajo de la tierra y no salir. Lo primero fue desconocimiento”.
– Julia: “Me enteré en Santander, donde estudiaba. No me lo creía. Me quedé en blanco. Fui a amigos fuera de la cuadrilla a contarlo porque era la única manera de creérmelo. Luego, estando en Cascante, con mi cuadrilla, vi que era verdad. Al principio ni te lo crees ni lo quieres creer”
– Iván: “Estuve la noche anterior con Mario. Por el covid no me quitaba la mascarilla ni para ir al water, pero esa noche, por lo que sea, le di un abrazo. Me costaba darlos y se lo di.
Esa mañana, cuando me enteré, me pegué una hostia, que no sabía dónde estaba. Nunca había gritado a mi madre y ese día debió sentir miedo porque grité, pataleé… Fue una bomba y exploté porque se había ido mi mejor amigo y no sabía dónde estaba. Me pregunté: si no va a volver qué voy a hacer yo ahora. Además, no tenía ni idea de nada. Se te puede morir alguien de muerte natural, pero por un suicidio nunca”.
– Jezabel: ¿Cómo fueron las cosas después de conocer la noticia? ¿Qué hicisteis?
– Javier: “La noticia me la dijo mi hermano. Me despertó y me la comunicó. Lo primero que hicimos, como cuadrilla, fue juntarnos en una casa para tragarlo todos juntos porque no sabíamos por qué había sucedido.
Desde ese primer momento se constató que nosotros no siempre puede que estemos todos juntos, porque cada uno tiene sus ideas y formas de pensar, pero en los momentos que se necesita, que son importantes de verdad, somos una pared de ladrillos”.
Julia: “Estaba en Santander y necesitaba salir para estar con los amigos y creérmelo. Con el tiempo me di cuenta de que lo que había podido sentir Mario, lo podíamos haber sufrido tanto yo como cualquier otro amigo de la cuadrilla. Quizá si hubiésemos hablado algo, a lo mejor Mario se hubiese atrevido a pedir ayuda. A raíz de eso, me gusta hablar del tema. Cualquier persona que puede tener ese tipo de pensamientos, o simplemente estar mal, tiene que atreverse a contarlo, a buscar ayuda porque todos juntos al final es más fácil”.
– Iván: “Lo primero que hice cuando me lo dijo mi madre fue coger el móvil y ver si era verdad. Me vestí y fui a la casa de un amigo, donde estaba la cuadrilla.
No sabía ni con quién hablar, ni de qué hablar. Me fui contra la pared y me quedé solo. No me lo podía creer y durante todo el día pensaba que Mario iba a aparecer por la puerta. No fue así y a las horas me di cuenta de lo que había pasado.
Menos mal que somos una cuadrilla de 30 personas. Como ha dicho Javier, unos piensan de una manera y otros de otra, pero a la hora de afrontar las cosas, estamos muy unidos. Me siento muy orgulloso de todos mis amigos”.
– Jezabel: ¿Cómo fue la aparición de la asociación en vuestras vidas?
– Javier: “Fue a través de Jorge, primo de Mario, quien nos planteó la posibilidad de que ‘Besarkada Abrazo’, a través de ti o de Elena, nos pudiera dar un apoyo no unilateral, sino general. Yo quería estar allí, soltar lo que sentía con mis amigos delante y con una profesional que me pudiese ayudar.
Ese día me quité unos ladrillos que tenía encima. Se lo agradezco mucho a Jorge, que lo propuso, que está encima todos los días para que nos encontremos bien y sigamos siendo lo que somos”.
– Julia: “Me lo comentó una amiga, Maialen. Como estoy fuera no me ha tocado, pero he visto la influencia que está teniendo en mis amigos y veo que les ha ayudado muchísimo.Les veo salir hacia adelante y cómo lo afrontan. Eso, directamente también me ha ayudado a mí”.
– Iván: “Jorge nos ha ayudado y nos ayuda. Y Paco y Bea, dentro de lo que han podido, han estado muy encima nuestro. Nos ha venido muy bien a todos”.– Jezabel: Nos plantamos allí de manera informal, que es una de las características de la asociación. ¿Cómo visteis esta flexibilidad de poder atender en ese momento tan complicado?
– Javier: “Fue un actuación poco agresiva. Yo, en anteriores experiencias, me tocó ir al psicólogo. Vas con tu madre en el coche pensando qué es lo que vas a decir, entras por la puerta y te cagas porque no sabes por dónde empezar…
Te viene un señor mayor, con una bata, y te pregunta qué te pasa. Te quedas en blanco. Sin embargo, en esta ocasión vas al huerto, donde te estás comiendo un pebre y viene una persona y te dicen que es la psicóloga. Empezamos a hablar de cualquier cosa y te das cuenta de que estás hablando con una profesional que te ayuda, sin discriminar a nadie, más que una persona con bata, simplemente por el hecho de que te impresiona”.
– Iván: “Para mí fue algo divertido, pero a la vez emotivo”.
– Jezabel: Hemos pasado días muy difíciles. El día del concierto para mí fue especialmente duro. Javier: ¿cómo lo viviste?
– “Siempre he tenido la costumbre de escribir lo que siento en verso, o prosa. Con el suicidio de Mario estaba desbordado. No sabía por dónde coger mis sentimientos, atraparlos y expresarlos. Tenía una rabia espectacular. Lo escribí e hice una canción que se llama ‘Nubes de truenos’, que expresa todo el sentimiento propio, la rabia, la tristeza, e incluso las risas. Es como una amalgama de sentimientos encerrada en una canción que la hice, la dejé allí y yo me sentí un poco más liberado.
Tuve la idea de hacer un disco, que fue lo que presenté. Tenía seis canciones, incluida esa. Pero no era un concierto cualquiera, fue muy importante, en mi casa, en Cascante. Con la gente que me conoce, que me quiere, que me valora.
Fue allí, cuando terminaba el concierto, cuando hablé de cómo tenemos que valorar a los demás, pero también a nosotros mismos y tener en cuenta la salud mental. Si tenemos un problema, siempre hay que hablarlo con alguien.
Así surgió ‘Nubes de truenos’. Para mí meter todos esos sentimientos dentro de mí mismo y soltarlos, fue muy raro. Fue una catarsis súper extraña, pero que me enriquece muchísimo. A día de hoy, me siento una persona mejor y mucho más capacitada para hablar de este tema”.
– Jezabel: Me dijiste que pensaste dejar de cantar, pero seguiste gracias a Mario. Comenta ese bajón y subidón que experimentaste. Fue una metamorfosis. El dolor te inhibe y el dolor te anima.
– Javier: “No sé si habré escuchado esta canción como mucho una decena de veces. Y nunca la ensayo, porque no me da. Al principio del concierto tenía que hacer equis canciones y luego llegar al climax que era ‘Nubes de truenos’. Y dije: no voy a llegar, no puedo…
Vi a la gente que estaba tan comprometida conmigo, la gente que sabía lo que había detrás de mis canciones y de todo, que cogí y solté lo que pude de la canción. No terminé.
Casi hasta me alegro de no haberla terminado porque esa forma de explotar me ayudó a dejar atrás todo lo que me hacía sufrir y sentir la alegría de soltárselo a él, y a toda la gente que había allí. Fue espectacular”.
– Iván: Me ha costado pasar el duelo. Mario y yo éramos Zipi y Zape. Se me ha ido un hermano. Tengo en el móvil todo lo que hacíamos, grabado y en fotos.Las miro y me río un montón.
Si me lo permites, quiero contar algo a todo el mundo, ya que Mario no me dio la oportunidad de decírselo. Todo el mundo, es igual la edad, tiene algo especial. No hay que mirar que uno sea gordo, otro bajo, que tenga 20.000 euros en el banco y que tú no tengas nada.
Cada uno es especial por lo que hace. A Mario le gustaban los coches y las capeas. Tenemos que encontrar algo con lo que sentirnos especiales, al margen de lo que piense la gente. Hay que creer en nosotros y disfrutar con lo que hacemos.
Si Mario estuviera aquí delante, veríais lo especial y la gran persona que era. Aunque no le conocieras, nada más tenerlo delante y hablar con él, os echaríais unas risas. Él sí que era especial, de verdad”.
– Julia: “Mario animaba y apoyaba a todo el mundo. Muchas veces, en esta sociedad tenemos prejuicios y me gustaría destacar eso de Mario. Era una persona súper respetuosa”.
Para terminar el acto, Jezabel invitó a Paco Carcavilla a subir al escenario. Sus palabras fueron de sincero agradecimiento. “A nivel personal quiero daros las gracias a todos, a los que nos acompañáis, a los que no han podido venir, porque desde el primer momento nos habéis estado acompañando a Bea, a mí y a nuestro otro hijo Adrián que ahora está trabajando en Estados Unidos. Habéis estado desde el principio, seguís estando, nos hemos emocionado, nos hemos reído juntos…
Y como miembro de la asociación os doy las gracias a todos por haber venido aquí a darle una patada al tabú del suicidio”.