Ayuda a importar de China mascarillas y respiradores
Hay algo especial en la mirada de Paula Alonso, nacida en Cascante pero residente en Bilbao. Y es la seguridad que transmite en sí misma y en lo que hace. Sus palabras emanan a borbotones ideas y proyectos. Sorprende esta capacidad comunicativa en una persona de tan solo 27 años, pero es que en un corto espacio de tiempo ha adquirido una experiencia y soltura sorprendentes.Está al frente de “Cámara Asia”, un centro académico y empresarial de idioma, cultura y protocolo, chino mandarín, japonés y coreano, con sede en el centro de Bilbao, Pero también es una mujer generosa, como el resto de su equipo. En pleno confinamiento donó 2.000 mascarillas al hospital de Basurto.
– ¿Quién es Paula?
– “Nací en Cascante, pero desde hace 9 años vivo en Bilbao. Estudié en la Universidad de Deusto, Lenguas Modernas y Gestión de Empresas. Es una carrera en la que todas las asignaturas se imparten en Inglés, pero nos exigían terminarla con un B-1 de un tercer idioma. Yo cogí desde el primero de carrera Chino.
Cuando me licencié me marché a China, a través de unas becas que daban para estudiantes occidentales del gobierno chino. Llegué al país asiático con 22 años y siendo una ignorante. Fue llegar al campus de la universidad y decirme: ‘me quiero volver’. Pero decidí quedarme y sacarme las castañas del fuego para aprender el idioma y regresar a casa con un nivel alto. Tenía claro que sabía Inglés, pero lo que me iba a abrir puertas era el Chino”
– Y emprendiste.
– “Sí. Abrí una empresa de servicios en la que poníamos en contacto a empresas de Bilbao y de Qingdao, ciudades hermanadas. No fui a China por casualidad y no escogí esa ciudad al azar, veía que había muchas oportunidades a las que poder acceder.
Qingdao me dio mucho. Me dio una visión muy global y muy buena de lo que es realmente ese país. Empecé a conocer una China súper desconocida para mí y muy bonita. La etapa de la universidad no fue fácil porque tienes que construir, y el idioma te dificulta mucho, al igual que la cultura. No entiendes el comportamiento de los chinos, la vorágine de China, donde cada uno va a lo suyo. Es un país con mucho tumulto y barullo, pero cada uno va a lo suyo. Y ese es el pensamiento: individualismo, vorágine, trabajo día y noche sin parar y vuelta a empezar”.
– Esa mentalidad no tiene nada que ver contigo.
– “Para nada. Marché a China para hacer un master en Idioma, Cultura y Protocolo por inmersión en importación y exportación. Me dio una base muy buena de cómo se deberían hacer las cosas en Europa para poder tener esa sinergia con China. Estando allí pensé cómo serían mis clases ideales en Chino, cómo me hubiese gustado que me enseñasen a mí. Viajo mucho, conozco a mucha gente y me toca volver después de tres años y medio.
Regreso a España y veo a un Bilbao localizado con un enclave estratégico muy bueno, con muchas oportunidades, pero que no se dan a la gente joven. Paso por una serie de entrevistas para optar a puestos altos en grandes empresas, pero por la edad no me cogen en ningún sitio. Tomé la decisión de montármelo por mi cuenta. Tenía un equipo por detrás. Conocía a bastantes personas que iban a ser claves en mi proyecto de vida y entonces abrimos ‘Cámara Asia’.
– Explícanos qué es en líneas generales.
– “Es un centro académico y empresarial de idioma, cultura y protocolo, de chino, japonés y coreano. Lo que hacemos es formar a los alumnos para que tengan un perfil único, diferente al resto. Les formamos en el idioma que eligen, en esas bases culturales y de protocolo. No entiendo la comunicación sin la parte cultural ni la de protocolo. Es súper bonito hablar con personas cuando entiendes la situación, la problemática de negociación, cuáles son sus puntos fuertes y débiles.
No solo la parte académica forma parte de ‘Cámara Asia’, sino también la de empresa y en este aspecto es muy importante la negociación. En este ámbito siempre digo que yo no importo ni exporto, ayudo en la comunicación. Ayudo a afrontar esas bases, esos pilares básicos para que todo vaya perfecto.
Me suelen comentar: quiero exportar. Sí, pero ¿tienes producción suficiente para abrirte al mercado? Y si tienes suficiente producción ¿eres capaz de asumir todos los gastos derivados de esta decisión? ¿Estás dispuesto a adaptar tu marca para que penetre y guste en los mercados y en el comercio electrónico chino?
Parece que solo las grandes empresas lo pueden hacer y no es así. Ayudamos y damos muchísimo soporte a Pymes y Micropymes que disponen de muy buenos productos. La marca ‘Made in Spain’ está reconocida en el mundo. Nos abrimos para hacer el espejo a estas empresas.
Las grandes ya están allí, pero las pequeñas no. Les ayudamos a que su marca esté adaptada para que penetre y guste en este mercado asiático. Les implementamos en todos esos canales de comercio electrónico, les ayudamos a tener pasarela de pago a través de WeChat (como el WhatsApp en España). Les damos un posicionamiento y una visión tan espectacular que estas empresas que en España están muy pobres en ventas, allí se disparan.
Es muy bonito poder ayudar simplemente comunicando y sabiendo dónde entrar, cómo hacerlo y teniendo en cuenta esa cultura y esos protocolos”.– Pero llega el coronavirus, la crisis sanitaria y el mundo se para.
– “En ‘Cámara Asia’ éramos muy conscientes cuando en China el virus despertó. Este país es la fábrica del mundo. La gente se queja de los chinos, pero es donde encuentras rapidez. Estoy de acuerdo en que las calidades no son buenas, pero hay que buscarlas y comprar con seguridad. Para eso hay inspectores e inspectoras que nos dan la posibilidad antes de comprar cualquier cosa, de certificarla y avalar su calidad.
Cuando explota toda la pandemia y la fábrica del mundo se para, me dije: esto es muy fuerte. En la vida habíamos visto que los chinos se metiesen en casa. ¿Qué está pasando? Llega a Italia y decidimos que había que hacer lo que fuera para seguir adelante. Compramos aplicaciones para dar clases online. Hablamos con las empresas y proyectos que estaban en abierto para ver cómo encaminar los meses que teníamos por delante confinados.
Me adentré en el mundo de la mascarilla, para informarme sobre qué normativas y regulaciones había, así como qué es lo que se iba a necesitar en los hospitales. Vi que había muchas empresas y pocas que iban a trabajar bien. Aparecieron muchos distribuidores, y ha habido mucha gente que se ha llenado los bolsillos a costa de las mascarillas. En esta gestión sanitaria ‘Cámara Asia’ no se ha llevado ni un euro en comisiones. Solo hemos cobrado por honorarios (como si de un proyecto normal se tratase) por prestar unos servicios de consultoría, traducción e interpretación. No solo con las mascarillas, sino trabajando para empresas con licencia sanitaria que importaban y que a su vez vendían a las grandes del Ibex 35, para que las donasen al Gobierno de España.
Y te digo por qué. Porque no está bien. No todo vale. No es ético haber importado a mansalva sin un sello de calidad suficiente; sin habernos parado a pensar qué es lo que se necesita, cuánta producción hay, cuándo compro y cuándo me llega. No pretendamos que en una semana tengamos el servicio y la acreditación de millón y pico de mascarillas.
Yo me daba cuenta que faltaba mucha diplomacia empresarial. Nos cuesta entender al otro, introducir en nuestro modo de pensar cómo hay que hacer las cosas bien desde el inicio. No pensando en los euros que te vas a llevar, sino en ofrecer un buen servicio, con buena calidad, que lo que importamos tengan por lo menos dos o tres años de fecha de caducidad.
Hay mucha desinformación y muy mala praxis a la hora de esa importación y exportación, y me atrevo a decirlo con todas sus palabras. Mala praxis desde empresas que tienen mucho poder para comprar esas mascarillas y luego vender. Mala praxis a la hora de subestimar al chino.
Hay personas que comentan: ‘es que los chinos nos han timado’. No, ellos no te han timado, tú no has sido capaz de aceptar sus condiciones de compra. Si una empresa o fabricante de mascarillas tiene en stock dos millones de unidades, significa que están por y para ti. Quien llegue antes y las pague se las lleva, sea el país que sea.
Todo eso ha sido muy vital para ‘Cámara Asia’ a la hora de ayudar en esa comunicación; a la hora de enfrentarnos a una pandemia global y una ralentización de la economía. Hemos sido muy conscientes en todo momento de que teníamos que prestar ese asesoramiento, hacer ese espejo y llevar a cabo buenas praxis y de adaptarlas al modelo chino. Hemos firmado acuerdos, primeramente de confidencialidad, porque cuando firmas con un chino un contrato lo mete en un cajón. Aquí se le da una importancia y en China otra. Hemos intentado en todo momento moldear esa forma asiática de hacer business a la forma europea. Con esos pilares idiomáticos, culturales y de protocolo implantados en ‘Cámara Asia’, hemos demostrado que se pueden hacer las cosas bien”.
– ‘Cámara Asia’ ha aportado su granito de arena y ha donado mascarillas a España.
– “Han sido 2.000 y me las ofrecieron a través de un contacto que tengo en China. Las hemos donado el hospital de Basurto. Las quería con una respirabilidad óptima, con una calidad y filtros buenos. No nos hemos llevado comisiones ni absolutamente nada. Han sido las mascarillas, pero también hemos dado soporte comunicativo a una empresa con licencia sanitaria, ‘Farmaquivir’, para importar respiradores y donarlos a INGESA (Instituto Nacional de Gestión Sanitaria), perteneciente al Gobierno de España. Nosotros se lo hemos gestionado, llevado la comunicación, pero como una empresa externa”.
-Tienes que estar satisfecha
– “Sí, porque hemos ayudado a mucha gente, pero también tengo que decir que he echado en falta formar un equipo entre el grupo de compras, el de ventas y los intermediarios que había por el camino y que se llevan esas comisiones. Me ha faltado que todos remásemos a una. Me ha sobrado gente que ha puesto el palito en la rueda, personas con una gran responsabilidad en grandes empresas, directores de compras, que no han enfatizado con la situación que estamos atravesando”.
– ¿Cómo ves la situación? ¿Qué hay que hacer para salir adelante?
– “Voy a hablar desde mi experiencia. Quien no tengan una estrategia mental y subestime al virus o a esta situación de pandemia global, está muy fuera. Hay que hacerle frente, plantarle cara y es el momento de cambiar nuestros hábitos, forma de vida y empezar a tener otra visión. Hay que generar ese cambio. Es muy importante la optimización y la digitalización, pero todavía lo es más invertir en personas que nos aporten una nueva visión sobre la situación y la forma de salir adelante.
Creo que nos vamos a 3 ó 4 años con la mascarilla. He echado en falta también los recursos sanitarios desde el primer día para toda la población. No es posible que las mascarillas de tela sin homologar ni certificar se vendan. No es posible que una farmacia no sepa lo que está vendiendo. Me he encontrado y esto es de vergüenza, mascarillas en la farmacia sin una certificación, sin una homologación, sin cumplir la normativa y regulación ISO, ¿Qué es eso de 25 lavados? Una mascarilla la tienes que desechar y tirar a la basura cada hora y media, o dos horas. ¿Cómo es posible que una PCR valga de 100 a 150 euros en Tudela? En Bilbao están a 100. ¿Cómo es posible que una PCR que es determinante para que te quedes en tu casa cueste eso? La sanidad pública está colapsada y la privada cómo está: llenándose las arcas.
Lo ha podido hacer China y mira como están ahora. Shanghai en ningún momento ha estado confinada. La gente procuraba estar en casa por si acaso y es una ciudad de 27 millones de habitantes. La gente no se fía de los chinos, pero es que los chinos han ido desde el principio todos a una”.
– Dentro de esa pesadumbre siempre hay un mensaje esperanzador.
– “Tenemos que ser más conscientes de que hay que cambiar. Debemos cuidarnos y eso significa invertir en salud, en economía, en mejorar las relaciones personales… Hay que ver las cosas de forma positiva. No hay que pensar en el pasado. Estamos en un cambio, y quien no lo afronte, no avanzará. Mi mensaje es que estamos en una situación muy difícil. Ni yo misma sé dónde estará ‘Cámara Asia’ dentro de un año. Igual tenemos que cerrar lo presencial y darlo todo en online. No lo sé, pero estoy abierta a todo lo que pueda venir. Vamos a luchar por salir adelante.
Pero sobre todo hay que invertir en las personas. Vamos hacia una partida de ajedrez en la que desconocíamos quiénes eran nuestros contrincantes y ahora que sabemos cómo va cada uno, la acción empieza por uno mismo. Piensa en lo individual para actuar en lo global. Es mi forma de ver la situación gracias a mi vínculo con China y Asia.
De esta mala situación por la que estamos pasando el mensaje es que si conseguimos remar todos a una, esto va a ser un mero trámite. Si vamos de la mano iremos a mejor y veremos la pandemia como algo pasajero. Nos hará más fuertes y mejores”.